¿Quiénes son los candidatos a operarse?
Desde la perspectiva tradicional se consideran candidatos aquellos pacientes que padecen obesidad mórbida, diagnosticada a partir de su Índice de Masa Corporal (IMC): el valor de su peso (en Kg) dividido su talla (en cm) al cuadrado. Si este valor es superior a 40 serán considerados en esta categoría.
Sin embargo en los casos con IMC de entre 35 y 40 (obesidad severa), y que sufren una enfermedad relevante potenciada por el grado de sobrepeso, como diabetes, y afecciones coronarias, entre otras, también son considerados potenciales pacientes para el tratamiento quirúrgico.
Pero vale la pena destacar que en tiempos recientes, y en el marco de los avances de la ciencia y la investigación, se han constatado muchas más implicancias de la obesidad, con riesgos constatables en la expectativa de vida. Esta evidencia, sumada a técnicas existentes actualmente menos invasivas, previstas para una pronta recuperación, realizada con incisiones leves y procedimientos de menor duración, han puesto de manifiesto la oportunidad a pacientes con grados de obesidad menos extrema que años atrás.
¿Hay algún otro requisito además del índice de masa corporal?
Se valora el peso del paciente y la magnitud de la enfermedad, pero también que la obesidad no sea de comienzo reciente, pues la cirugía es considerada como alternativa cuando el problema tiene un tiempo considerable de evolución.
Además es relevante la edad del paciente, cuyo margen más recomendable es entre los 18 y 65 años. Si bien el procedimiento puede realizarse por fuera de este rango etáreo, el caso debe analizarse en profundidad y de forma excepcional para brindar las garantías necesarias.
¿Cuáles son los principales riesgos de una cirugía bariátrica?
Al referirnos a los riesgos, debemos comprenderlos en dos categorías. Por un lado los propios de una intervención quirúrgica realizada bajo anestesia general, vinculados a las características del paciente a operar: una persona obesa y enferma. Esta clase de paciente es considerado de riesgo para cualquier procedimiento quirúrgico, si no se toman los recaudos necesarios. Pero al tratarse de un procedimiento especialmente programado y atendido previamente con múltiples especialistas, el paciente llega al quirófano muy preparado, lo cual minimiza sustancialmente los riesgos.
Existe una segunda categoría de riesgos vinculados especialmente a la cirugía bariátrica, pero son los más bajos dentro del área de las ¨cirugías mayores digestivas¨.
Esta clase de intervención es de alta frecuencia en la actualidad, por lo que los especialistas tienen un gran aprendizaje acumulado para capitalizar en sus procedimientos. Los riesgos potenciales se asocian a la filtración y la pérdida de material de líquido intestinal o gástrico. Cabe destacar que las posibilidades de fallecimiento como consecuencia de la cirugía bariátrica son del 0,1 al 0,5 %, en manos expertas y centros de alta complejidad, un porcentaje bajo frente a otros procedimientos complejos.
Además el comparativo de riegos de mortalidad por la cirugía frente a los existentes por la prevalencia de la obesidad –en estudios poblacionales bien diseñados-, evidencian mayor cantidad de muertes a causa de la obesidad y las enfermedades vinculadas, que por la cirugía. En nuestros días (en comparación con la técnica a cielo abierto implementada 20 años atrás) se lleva a cabo con incisiones pequeñas, menos infecciones en la herida y hernias, tiempos de cirugía más cortos, con movilización y alta precoz si las condiciones del paciente lo permiten. La técnica laparoscópica requiere de 4 o 5 incisiones de no más de un centímetro.
¿Qué porcentaje de éxito tiene la cirugía?
El éxito de la cirugía se evalúa desde dos visiones diferentes: la pérdida de peso y la reversión de enfermedades asociadas (comorbilidades).
Sobre la pérdida de peso, la evaluación parte del peso ideal del paciente, sobre el que se estima el grado de sobrepeso. Desde este marco valoramos el éxito en relación al exceso de peso que pierde tras la cirugía. El 50% de reducción de ese exceso de peso como mínimo, es la variable para considerar exitoso el tratamiento.
Desde esa base se pueden obtener resultados buenos, muy buenos o excelentes. Estadísticamente, el paciente promedio baja entre el 50 y el 90% de exceso de peso, y eso lo logra entre un 70% y un 80% de los pacientes operados. En consecuencia hasta un 80% de los pacientes logra bajar por lo menos un 50% del exceso de peso.
El segundo aspecto es el modo en que la cirugía redujo además la incidencia de enfermedades asociadas a la obesidad.
¿Qué enfermedades asociadas se pueden resolver?
Si bien el mapa de enfermedades asociadas a la obesidad es amplio, la estadística destaca dos o tres potencialmente más graves, y en las que el descenso de peso tiene mayor impacto.
En primer lugar se reconoce a la diabetes, que tiene una tasa de remisión global tras la cirugía (es decir que el paciente no requiera más medicación y tenga su nivel de glucosa normal) cercana al 80%.
Otra enfermedad compleja con comprobada solución es el síndrome de apnea obstructiva del sueño, que es un trastorno respiratorio que también tiene una tasa de mejoría o curación muy alta.
La tercera enfermedad también muy seria, y que implica un riesgo cardiovascular importante, es la hipertensión arterial. En un porcentaje claramente menor que en el caso de la diabetes, pero que en más del 50% de los casos operados, esta afección mejora o desaparece.
Prácticamente no hay órgano del cuerpo inmune a los impactos de la obesidad. Hay otras enfermedades también que la acompañan y que si bien no inducen a riesgos de mortalidad, afectan marcadamente la calidad de vida de la persona. A modo de ejemplo destacamos a las cuestiones osteoarticulares: pacientes que tienen estructura ósea para soportar un peso, que es la mitad del que están llevando adelante, y que al sacarles el sobrepeso mejoran su grado de movilidad.
¿Es cierto que no se puede comer nada sólido después de la cirugía?
El éxito de la cirugía bariátrica supone que el paciente cambie de hábitos en su forma de comer, frecuencia y calidad de los alimentos que ingiere, pero podrá comer absolutamente todo en cuanto a la consistencia tras la operación. La intervención supone una reinserción a la vida social, incorporado en la mesa habitual.
Sin embargo en el contexto de una complicación (cuando la cirugía queda demasiado “ajustada” o cuando el paciente no se adapta bien a la misma), necesite apelar ocasionalmente a alimentos líquidos ante la dificultad de lograr una masticación adecuada.
¿Cuánto tiempo demora el paciente en volver a tener una vida normal?
En cualquier cirugía bariátrica, independientemente de la técnica que se utilice, durante el proceso de descenso de peso significativo está recomendada la suplementación vitamínica para evitar déficits en esa instancia. Luego, como el peso se equilibra, en el caso de la gastrectomía en manga se hace necesario únicamente durante el descenso. En el caso del bypass gástrico los suplementos sí están indicados de por vida porque por más que el paciente tenga una dieta equilibrada, como hay un salteo del tracto digestivo hay sustancias que no se van a absorber.
Es de orden diferenciar la reincorporación a la vida cotidiana de lo que supone volver a lograr una vida plena y saludable. El reintegro a la vida laboral dependerá por ejemplo de qué tipo de actividad desarrolle el paciente. Como parámetros reconocibles los primeros dos a tres días deben ser de reposo, al séptimo día, el paciente ya puede conducir vehículos y al mes ya tiene el alta para actividad física moderada. A los dos meses ya tiene libertad para todo tipo de actividad física, siempre y cuando su condición de obesidad lo permita.
De todos modos es importante indicar que la condición de alta médica es engañosa cuando nos referimos a cirugía bariátrica, porque por definición en toda enfermedad crónica y recurrente el paciente nunca es dado de alta, ya que tiene que luchar de por vida contra la obesidad. En consecuencia el paciente deberá seguir en contacto con el equipo, como cualquier paciente que tiene un control crónico de su enfermedad.
¿Puede la mujer quedar embarazada después de la cirugía bariátrica?
Es posible. Lo que hay que preguntarse es cuándo es el momento indicado. Lo que recomendamos a las pacientes es que eviten el embarazo los primeros dos años luego de la cirugía.
Luego de la cirugía bariátrica no sólo se puede quedar embarazada sino que incluso aumentan considerablemente las chances de lograrlo porque, entre cosas, la obesidad de asocia a la infertilidad y a lo que se denomina como embarazo de alto riesgo, condición que mejora luego de la cirugía. Entonces cuando la paciente baje de peso va aumentar su fertilidad y sus posibilidades de quedar embarazada.
¿En qué casos no está recomendada la cirugía bariátrica?
No se debe realizar en aquellos pacientes que tienen por ejemplo trastornos primarios de la alimentación, como bulimia y anorexia. Esto no quiere decir que quien sufre esta enfermedad no podrá operarse nunca, pero deberá tener un tratamiento previo más complejo.
Tampoco se debe realizar la intervención cuando el paciente tiene alguna adicción (alcohol o drogas, entre otros). Necesitarán un tiempo de abstinencia prudencial y un control médico exhaustivo.
La cirugía tampoco es recomendada para quienes padecen trastornos psiquiátricos severos: psicosis, trastorno bipolar, entre otros, que no hayan sido correctamente tratados.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada método?
Las dos cirugías más realizadas actualmente en el mundo son el bypass gástrico y la gastrectomía en manga (manga gástrica).
Bypass Gástrico
Una de las ventajas más constatadas de este procedimiento es la prueba del tiempo. Esta cirugía tiene ya muchísimos años, y es considerada todavía por lo que en medicina se llama el “Gold Standard”, es decir, la regla dorada contra la cual se comparan los otros procedimientos. El bypass gástrico es una cirugía de resultados demostrados y es la que más extendida en el mundo. Otro aspecto destacado es que para algún tipo de patología -como la enfermedad por reflujo gastreoesofágico (pacientes que sufren acidez permanente)-, la cirugía es un tratamiento adicional que produce un muy buen efecto. También es muy positiva para aquellos pacientes que, además de su obesidad, tienen los lípidos en sangre muy elevados. Como desventaja, fundamentalmente esta cirugía crea una nueva condición en el organismo: la mala absorción. Esa mala absorción es potencialmente productora de determinados déficits de microorganismos y nutrientes, lo que obliga a un seguimiento muy cercano y a un soporte extra de nutrientes a través de complejos vitamínicos (orales o intramusculares) de por vida. Otra desventaja es que frente a la obesidad, una enfermedad con tendencia a la recaída, hay un porcentaje de pacientes que después de la cirugía al cabo de los años reganan un poco de peso, y luego del bypass hay muy pocas técnicas quirúrgicas para ofrecer con el propósito de perder peso nuevamente.
Gastrectomía en Manga
Este procedimiento tiene destacadas ventajas, pues pese a ser menos invasivo ofrece resultados equiparables a los del bypass gástrico en pérdida de peso y resolución de enfermedades. Su diferencial es que en el hipotético caso de que al cabo de un tiempo el paciente reganara peso, todavía queda toda la opción médica de realizar un bypass gástrico. Otra gran ventaja es que la gastrectomía en manga no altera el tránsito digestivo y, por ende, no requiere de suplementos vitamínicos de por vida, porque no altera la absorción de nutrientes. Los resultados de esta técnica no son exactamente los mismos, pero estadísticamente son muy equiparables en cuanto a descenso de peso y resolución de las enfermedades asociadas a la obesidad. Este método no tiene grandes desventajas desde el punto de vista médico. Quizás la única es que se trata de una técnica bastante con menos aprendizaje acumulado porque cuenta con menos experiencia internacional e histórica: menos de una década.